Un informe del IERAL afirma que en varias producciones subirán los aportes patronales de aquí a 2022. El NEA, el NOA y la Patagonia son las regiones menos beneficiadas.

Luego de más de un año de insistir en la necesidad de reducir costos laborales no salariales, la primera reacción de los sectores productivos de las provincias fue de satisfacción acerca del anuncio de adelantamiento de la suba del mínimo no imponible para liquidar cargas patronales en las economías regionales.

Pero tan pronto como empezó a avanzar el hilado fino de la medida, comenzaron las dudas sobre el beneficio concreto en cada actividad y región, e incluso quejas en sectores que quedaron fuera del beneficio como la carne, o la vitivinicultura cuyana que alertó sobre la agenda pendiente tras la implementación de esta medida. En la misma línea se manifestaron las entidades del campo, para quienes esto "es un alivio" pero faltan muchas otras medidas, en especial la reducción o eliminación de los derechos de exportación que "es una materia pendiente", estimaron.

Un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea recuerda que el anticipo del cronograma de suba del mínimo no imponible de contribuciones patronales es una iniciativa surgida de la reforma impositiva de fines de 2017, pero como parte del paquete en aquel momento también se estableció la derogación gradual de los beneficios del decreto 814/2001, que fijaba alícuotas diferenciadas de contribuciones patronales según la región del país.

El decreto 128/2019 establece el adelantamiento a partir del 1° de marzo del cronograma de suba del mínimo no imponible de contribuciones patronales, que según la reforma impositiva sancionada en 2017 debía completar la escala en 2022. Pero la combinación con los efectos de la derogación del decreto 814 genera situaciones, cuanto menos curiosas.

A partir de algunos sectores testigo, el IERAL precisa que para este año habrá "una fuerte baja en las alícuotas efectivas que pesan sobre el salario" -salvo para el caso de actividades en Tierra del Fuego- incluso pese a que a su vez se reducen los puntos porcentuales a cuenta de IVA que podían tomarse las empresas, según el decreto 814/2001. Pero considerando las alícuotas efectivas a pagarse entre 2020 y 2022, varios sectores comenzarán un gradual incremento de las alícuotas de contribuciones patronales.

Esto responde a los diversos niveles salariales y ocurre por ejemplo en la fabricación de muebles y sus partes en Córdoba que pasará de 5,8% a pagar este año a 7,1% en 2022. Algo similar pasa con la elaboración de vinos en Mendoza, de 7,3% en 2019 a 10,0% en 2022; y la yerba mate en Misiones, que pasará a 2,8% en 2018 a 5,5% dentro de tres años. También la producción de azúcar de Tucumán saltará de 7,1% este año a 12,1% en 2022, mientras que las peras y manzanas de Río Negro tendrán un aumento de 2,8% a 3,9% entre este año y 2022.

El documento destaca, además, que la región Centro será la más beneficiada por la suba del mínimo no imponible, con un 31% de participación en los empleos alcanzados, mientras que en la otra punta se ubican NEA (8%) y Patagonia (12%). En cuanto a las empresas beneficiadas, la región Centro nuevamente encabeza la lista con 36% de los casos, en tanto que Patagonia (7%), NEA (9%) y NOA (16%) recibirán el menor impacto.

En la práctica, las economías regionales no pagarán contribuciones patronales por salarios hasta $ 17.509 por mes y por empleado y sólo abonarán la diferencia en los casos en que el salario exceda ese monto.

La medida equipara así estas producciones con el beneficio otorgado en noviembre de 2018 a los industriales textiles, del sector indumentaria, el calzado y la marroquinería.

Según el propio ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, el impacto fiscal de la medida trepará a $ 3000 millones anuales, sin embargo, desde el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) destacan que "el costo fiscal para el estado de la medida se puede estimar en $ 4400 millones para el año 2019".