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Dónde estamos y a dónde nos lleva la nueva ola tecnológica

 

La lluvia de novedades de agricultura de precisión y AgTech obliga a hacer un balance. ¿Qué hace falta para que estas herramientas potencien la producción?

La agricultura de precisión marca el rumbo.

Pilotos automáticos, banderilleros satelitales, monitores de rinde, drones, imágenes NDVI, sensores de malezas, corte automático por sección, dosificación variable, inteligencia artificial, blockchain, big data, trazabilidad con código QR, agtech… Ni los pioneros de la siembra directa se hubiesen imaginado, hace treinta años, la lluvia de términos tecnológicos que riega la agricultura actual. Es tal la efervescencia que marea un poco, por lo que vale la pena frenar la máquina, mirar al horizonte y preguntarse dónde estamos parados hoy, en la Argentina, en materia de nuevas tecnologías para la evolución agrícola.

Lo primero que cualquier productor y contratista avisa de entrada es que los pilotos automáticos y la siembra y aplicación variables ya están bien asentados entre las exigencias básicas. Se trata de herramientas que hoy toda máquina nueva debe traer incorporadas, y que tienen un fenomenal impacto en la eficiencia y calidad de las labores a campo.

En la siembra, poner la semilla en el lugar equivocado cuesta caro.

Los pilotos automáticos son una tecnología muy adoptada, y de la mano de la mejora en la señal aumenta la incorporación de siembra con dosis variable y aplicación con corte por sección”, detalla el especialista en agricultura de precisión del Inta Manfredi Diego Villarroel. Luego agrega que entre las herramientas más vendidas también están los monitores de siembra, los banderilleros satelitales y los monitores de rinde, pero advierte que falta capacitación por parte de operarios y, sobre todo, de ingenieros agrónomos para saber cómo aprovechar esa gran masa de información que se genera.

Con él coincide el consultor privado Andrés Méndez, quien remarca, por ejemplo, que en las universidades no hay una materia de agricultura de precisión, pero asegura que igualmente las empresas están usando las tecnologías más de lo que se cree y que ya están llegando a conclusiones interesantes. “Los productores invierten en el análisis de datos y recuperan esa inversión con creces, y las grandes empresas proveedoras de insumos ya tomaron nota de eso, ya tienen sus edificios de análisis de datos”, dice.

Diego Villarroel, del INTA Manfredi.

Clarín Rural conversó con Villarroel, Méndez y algunos productores la semana pasada en Carlos Casares, donde la firma de servicios para el agro Tomás Hnos realizó una jornada de reflexión sobre la adopción de tecnologías en el campo. Justamente en esa localidad bonaerense la empresa cuenta con un campo tecnológico de 76 hectáreas en el que pone a prueba la utilidad y viabilidad de las herramientas disponibles.

“Estamos convencidos que con estos conocimientos podemos producir en forma amigable con el medio ambiente, con los trabajadores rurales y con las comunidades urbanas adonde pertenecemos. Pero además vamos a tener la mayor producción posible por hectárea, como una forma de sobrevivir a las presiones fiscales y a las guerras comerciales que existen en el mundo”, dijo Carlos Borla, presidente de Tomás Hnos, en la apertura de la jornada.

En esa búsqueda de mayor producción con menos costo, otra herramienta cuyo nivel de adopción avanza firme es el sensor de malezas, que al hacer una aplicación exacta del producto permite ahorrar hasta un 90 por ciento en insumos y reducir el impacto de la producción en el ambiente. Y en el mismo rubro se encuentran los dosificadores eléctricos en sembradoras, que permiten aumentar la velocidad y precisión del trabajo.Y no es solo la agricultura la que incorpora este tipo de tecnologías, ya que la intensificación ganadera también demanda eficiencia y calidad.

El corte automático por secciones en la pulverización permite ahorrar en insumos y sumar en sustentabilidad.

Es por eso que el contratista forrajero Carlos Malaspina debió incorporar picadoras que valen más de un millón de dólares, pero que gracias a los sensores e implementos con que vienen equipadas le permitenofrecer un producto final de calidad óptima. “Lamentablemente, todavía no es fácil trasladar ese diferencial al precio del servicio”, comenta. A su lado José Perkins, productor de la zona de Pehuajó, afirma: “Las herramientas son costosas pero ya se ve que valen la pena. No sirve el mapa satelital si no está la herramienta que permita aprovechar la información”. Es que estos implementos son la pata terrestre que permite sacar provecho de otro de los grandes avances de los últimos tiempos: las imágenes aéreas y los mapeos satelitales, que merecen un párrafo aparte.

Andrés Méndez, consultor privado especialista en Agricultura de Precisión.

Villarroel explica que los drones facilitan el monitoreo de grandes áreas y, si bien no incrementan el rendimiento, permiten detectar situaciones a tiempo. Luego comenta que las compañías aseguradoras están incorporando drones que les permiten cuantificar daños de manera mucho más simple, y que hay una enorme demanda de capacitación en interpretación de mapas de rendimiento. Sin ir más lejos, el Inta brinda cursos para 450 personas por año, la mayoría agrónomos jóvenes a los que el mercado laboral les exige que tengan esa competencia.

Pero Méndez pone la mirada un poco más adelante en el tiempo y dice que serán las imágenes satelitales, no las fotos sacadas desde drones, las que aportarán la información. “Los drones se usarán para aplicaciones. En Argentina ya se está probando con vehículos que llevan hasta 100 litros de producto”, remarca.

Mucha información es subida de manera automática a las plataformas virtuales por los mismos equipos operados.

Y luego menciona otra herramienta que ya está haciendo su ingreso silencioso en el mundo fierrero local y que llega para complementar los datos que caen del cielo. Es la llamada “smart firmer”, un sensor de suelo en tiempo real que se incorpora en la colita que va detrás de la siembra de la semilla y, a la vez que cierra el surco, mide variables del suelo como materia orgánica, humedad, temperatura y cantidad de rastrojo para corregir en el acto la densidad de siembra. Méndez remarca que la principal ventaja de este implemento es la recolección de datos del suelo con un nivel de detalle y una inmediatez mayor que la que hoy aportan las imágenes aéreas y satelitales. “Nunca fue el momento ideal para invertir en nuevas tecnologías, sobre todo si no sabemos para qué las vamos a aplicar, pero a la larga poner la semilla donde no va cuesta muy caro”, dice.

Según el especialista, para estar a la altura de las exigencias del mercado en los próximos años habrá que diferenciar la producción, venderla mejor. “En ese camino, la combinación de herramientas es la que nos hará más eficientes en la producción y nos hará diferenciar el producto”, detalla. Como ejemplo del agregado de valor que se le puede dar a la producción habla de la trazabilidad, y cuenta que ya hay productos locales que llegan a las góndolas con códigos QR que permiten que el consumidor, con solo escanear el código con su teléfono, conozca la información de todo el proceso de producción. “Al productor que no entre en esta movida se le va a hacer muy difícil competir”, asegura.

El uso inteligente de los datos, que generan los drones y la maquinaria, es una de las variables centrales de este proceso.

“Esta movida”, como la llama Méndez, es el fenómeno que fusiona a la agricultura de precisión y a las AgTech, que vienen a potenciar las herramientas disponibles y facilitar el análisis de la gran cantidad de datos generados. Son el salto del lote a la nube. Y en ese salto hay muchos que se quieren sumar. Por eso germinan muchas startups que desarrollan apps y servicios para el agro, de las cuales solo las que demuestren más utilidad y mejor funcionamiento llegarán a florecer. Para que echen raíces hará falta, entre otras cosas, mejorar la conectividad en los campos. Y claro, capacitación. Incluso, en empresas que trabajan superficies grandes, Méndez ya recomienda la incorporación de un ingeniero en sistemas.

Mientras tanto, el testeo y adopción de tecnologías lo van haciendo los técnicos asesores o las empresas proveedoras, como Tomás Hnos. En el evento de Carlos Casares, el presidente de Aapresid, Alejandro Petek, anunció que esa entidad está lanzando una tienda virtual de apps de AgTech, en la que se podrá evaluar a cada una. Habrá que ver entonces, en los próximos años, cuáles son las que pasan el filtro y se suben a la ola productiva.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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