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Informe Económico Semanal - Nº 463 - 3 de Agosto de 2018 - Banco Ciudad

 

 

 

Informe Económico Semanal

Nº 463 – 3 de Agosto de 2018

Tras los saltos cambiarios de mayo y junio, el mercado pasó a mostrarse más estable durante todo julio, registrándose incluso un leve descenso en la cotización del dólar, que en el cierre de esta semana continuaba moviéndose cerca de los $27 a nivel mayorista. La mayor calma cambiaria, a partir de las acciones instrumentadas por el Banco Central, ha sido acompañada también por una gradual normalización de otras variables financieras, registrándose un descenso en las tasas interbancarias y del mercado de dinero, desde los picos alcanzados a mediados del mes pasado. En la misma línea, la mayor estabilidad en el mercado de cambios habilitó al gobierno a implementar una reducción paulatina de las ventas diarias de divisas que venía realizando el BCRA por cuenta del Tesoro, las cuales esta semana pasaron a USD 50 millones diarios, la mitad de lo ofrecido hasta el momento.

Por otro lado, al mismo tiempo que se observa una mayor distensión en el frente cambiario, los efectos residuales de la suba del tipo de cambio verificada en el bimestre mayo-junio comienzan a hacerse palpables no sólo en los datos de inflación, sino también en los indicadores de la economía real (sumándose a los efectos de la sequía) y del sector externo, donde diversas señales apuntan a una corrección del desequilibrio de la cuenta corriente del balance de pagos.

En lo que hace a la actividad económica, al efecto de la sequía sobre el agro y otras actividades conexas, se suma ahora un retroceso en la industria, junto con un alto en el avance que venía mostrando la construcción, uno de los motores de la expansión verificada en 2017. En particular, los datos de actividad agregada correspondientes al mes de mayo presentaron un retroceso de 5,8% interanual (i.a.), vinculado principalmente al comportamiento del sector agropecuario (-35% i.a.), que tuvo una incidencia negativa de 5,76 puntos porcentuales, la cual explica prácticamente la totalidad de la baja de la actividad agregada. Más allá de esto, un mayor número de sectores comenzaron a mostrar variaciones negativas durante mayo, destacándose el menor transporte de carga vinculado al agro, y una disminución de la industria, centrada en la molienda e implementos agrícolas.

Ahora bien, esta caída de la actividad industrial, inicialmente ligada al efecto de la sequía sobre el agro y las actividades vinculadas, pasó a mostrarse más difundida en junio. El EMI-INDEC divulgado esta semana arrojó una baja de 8,1% interanual, con una retracción en la mayoría de los bloques manufactureros. Se observa, por caso, una caída más amplia en la producción de alimentos (ya no sólo ligada a la molienda de cereales y oleaginosas), junto con un retroceso en la producción automotriz, y un freno en las industrias proveedoras de la construcción.

En este sentido, la actividad de la construcción, que ya había ido moderando su avance en los últimos meses, detuvo su crecimiento en junio, con una leve disminución de 0,1% interanual. Asimismo, el segundo trimestre del año cerró con una caída de 2,3% respecto del primero, luego de cinco trimestres consecutivos en alza, aunque operando aquí también el efecto de las intensas lluvias que afectaron al sector durante mayo.

Como una referencia más cercana en el tiempo, esta semana también se conocieron los datos de recaudación tributaria del mes de julio, la cual presentó un aumento del 23,8% interanual, en lo que fue su primera variación inferior a la del nivel general de precios reciente, volviendo a mostrar una contracción en términos reales. Sin embargo, este comportamiento reflejó no sólo el impacto de la sequía y la evolución general de la actividad agregada, sino también efectos puntuales relacionados, por ejemplo, a la postergación de los vencimientos del impuesto a las ganancias. En particular, en lo relacionado con la actividad económica, el IVA-DGI experimentó una variación del 33% anual, la cual si bien continúa ubicándose por arriba de la inflación, marca una desaceleración en términos reales.

Finalmente, como se indicó, los efectos de la suba del tipo de cambio comienzan a hacerse evidentes también en el sector externo. Las importaciones experimentaron en junio su primera baja interanual en 19 meses (-7,5%), dando lugar a una contracción significativa del déficit comercial, que descendió a USD 382 millones, 1/3 de los -USD 944 millones promedio de los primeros 5 meses de 2018.

En suma, la mayor estabilidad en el frente cambiario viene siendo acompañada por una gradual descompresión de otras variables financieras, que de continuar podría ir normalizando paulatinamente el financiamiento al sector privado. No obstante ello, así como los datos de precios ya habían comenzado a reflejar los impactos de la depreciación reciente del peso, otras variables vinculadas a la economía real o al sector externo también empiezan a capturar los efectos de dichos movimientos. Una estabilización duradera del frente cambiario y financiero, junto con una recomposición de los salarios reales y el impulso esperado del agro asociado a la nueva campaña de trigo, serían elementos clave para comenzar a detener esta tendencia y encarar el 2019 con un envión positivo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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