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Desde el aire: los aviones y las buenas prácticas agrícolas

 

El segmento de la aviación agrícola, con más de 70 años en el agro argentino, nuclea a 760 empresas aeroaplicadoras que fundamentan su rol en la producción sustentable de alimentos.

Cuál es el rol de los aeroaplicadores en las buenas prácticas agrícolas.

Con despegue exitoso, demostraciones aéreas, y una variedad de actividades destinadas a los aeroaplicadores, la aviación como uno los atractivos de Agroactiva 2018 no solamente hizo calentar las turbinas sino que alzó su voz sobre la utilización de las buenas prácticas en el ámbito aeroagrícola.

Dada la oportunidad, consultamos al presidente de la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (FEARCA), el piloto César Antonietti, sobre el rol de los aeroaplicadores en  las buenas prácticas agrícolas, cuya respuesta consistió en que la aviación agrícola es una herramienta fundamental en el futuro de la agricultura de escala porque significa velocidad, defensa permanente de la agricultura, menor uso de agua, menor uso de residuos agrícolas, con una relación velocidad – costo muy aceptable”.

En nombre de los aviadores, el titular de FEARCA agregó: ”Hemos podido comprobar que uno de los únicos valores que no es tenido en cuenta es el beneficio que produce la producción de escala a toda la sociedad. El avión es una herramienta más de las muchas que tiene el agro para defenderse y generar un valor agregado en este país agroexportador”.

La actividad, cuyas características son poco conocidas, data de entre 70 y 80 años. “Originalmente se comenzó a aplicar el avión por necesidad o urgencia en la coyuntura de las plagas de langostas. Se aplicaba desde test en forma de polvo, se realizaba la aspersión con aviones modificados para eso. Después fue incrementando hasta llegar a un pico máximo entre los ‘70 y ‘90”, recordó Antonietti.

Actualmente, según remarcó el presidente de FEARCA, hay una situación crítica ya que se polemiza la aeroaplicación con falta de sustento científico: “El avión no produce ni más ni menos daño que una maquinaria agrícola, es casi lo mismo, lo que pasa es que lo mitigamos porque utilizamos el 10 porciento de agua respecto de otro tipo de aplicaciones”.

Hoy en día, el país cuenta con 19 aeroaplicadores y 760 empresas aeroaplicadoras. Cesar Antonietti simplificó: “El avión es un tractor que vuela. Si tomamos la decisión política de dejar de fumigar, abstengámonos a las consecuencias. El país pierde el 6 por ciento de su producción por pisoteo, en cambio el retorno si usamos la aeroaplicación es fabuloso”.

El piloto hizo referencia que es una actividad que muchas veces se demoniza, y en analogía expresó: “Es tirar agua contra el viento, las gotas nos van a salpicar a todos. Muchas veces se piensa: me gusta lo que produce el agro pero no me gusta la forma en que se hace”. En su opinión: “Sería hipócrita pensar que con semejante producción de escala que hay en este país, no traigan aparejados daños, lo que queremos hacer es mitigarlos o amortiguarlos. Nosotros, los aeroaplicadores asumimos, con el riesgo que significa incluso con nuestra propia vida, la defensa del agro. Sí existe una regulación y limitantes como el SENASA, los ingenieros agrónomos y las empresas que nos contratan” enfatizó.

En comparación con Argentina, los países centrales han ido decreciendo sus cultivos agrícolas y apoyándose en países periféricos para recibir la producción de cereales, granos y los productos básicos. Antonietti, con postura crítica, remarcó que el error argentino ha sido “que no hemos sabido adaptar los tiempos y hoy pretendemos mantener nuestra economía en base a los royalty de la producción agrícola pero pretendemos fingir que no nos causa daño. En Europa, los aviones son permitidos cuando hay extrema necesidad, por ejemplo cuando no pueden entrar máquinas terrestres”.

Defensores de los cultivos

Como piloto hizo hincapié en la idea de que si hay que hacer algo concreto para que no haya daño, habría que dejar de producir y que no haya ningún tipo de aplicación. “Los pilotos agrícolas arriesgamos nuestra vida, patrimonio y los de nuestra familia en pos de la producción. El avión es un bien muy costoso, volar es una pasión para el ser humano. Los piloto agrícolas a veces no reconocemos algunos límites, de peligro y de trabajo porque  permanentemente estamos empeñados en defender los alimentos, que muchas veces no se soslaya”,  justificó.

En respuesta a los cuestionamientos ambientalistas, el piloto se refirió a los aeroaplicadores como los defensores de los cultivos. “Al Estado lo mantiene toda una comunidad que trabaja cuando los demás están durmiendo. Toda la sociedad tiene una dosis de culpabilidad al respecto de lo social, con el progreso de los medios de comunicación hemos llegado a que cualquiera pueda pensar que sabe de todo. Si nosotros tuviéramos argumentos científicos de lo que significa la defensa agrícola, nos daríamos cuenta de lo importante que resulta el avión”.

Y redoblando la apuesta, Antonietti exclamó “Somos los principales ambientalistas porque gastamos mucho menos que cualquier máquina, defendemos el derecho a la propiedad, al trabajo y al modelo de país que queremos. Para producir se deben ocupar los productos defensivos, un país que quiera producir en base a conceptos orgánicos sería inviable”.

Además, sostuvo: “Existe una falsa premisa de que la producción es casi accesoria en los ingresos que da nuestro país como retorno fiscal, pero la realidad es que una porción importante de la riqueza de la Argentina depende de la producción primaria que es el campo”.

La aviación agrícola se compone de individuos y pequeñas empresas que utilizan las aeronaves para ayudar a los productores rurales en la producción de alimentos, fibras y biocombustibles en forma segura, asequible y abundante.

Entre los beneficios de protección con el medio ambiente: requieren menos agua; no pisan el cultivo; mejoran el rendimiento de la producción de granos con menos insumos; no diseminan enfermedades a los lotes linderos; no producen compactación, evitando labores posteriores que consumen combustible.

Desde 1996, FeArCa trabaja en conjunto con otras entidades gubernamentales y organismos oficiales relacionados con la actividad del sector agropecuario, para formular y ejecutar iniciativas que tiendan a la protección, mejoramiento y progreso de la actividad agroaérea en el país y el Mercosur. Forma parte de la Red de Buenas Prácticas Agrícolas. Del 22 al 24 de agosto de 2018, participará del Congreso Mercosur de Aviación Agrícola que se hará en la ciudad de Villa María, Córdoba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FUENTE: Por Carina Labruna | Agrofy Agency

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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