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La brecha de precios entre productor y supermercados es un escándalo mundial

 

 


El sistema alimentario mundial reviste disparidades cada vez más escandalosas, en el que los agricultores y los productores cada vez ganan menos desde hace 20 años, mientras que la gran distribución acumula beneficios, denunció la ONG Oxfam en un estudio internacional.

Los supermercados "han crecido hasta controlar los distintos eslabones de la cadena de producción alimentaria", considera la oenegé, que denuncia la "constante presión" que padecen los productores "para reducir los precios manteniendo unos estándares de calidad constantes".

Según un cálculo de la oenegé, las ocho primeras grandes superficies del mundo que cotizan en bolsa registraron cerca de 1 billón de dólares de ventas en 2016 y casi 22.000 millones de beneficios.

"Ese año, en vez de reinvertir los beneficios en sus proveedores, recompensaron a sus accionistas con más de 15 000 millones de dólares en dividendos", indica el estudio internacional titulado "La hora del cambio: Acabar con el sufrimiento de las personas en las cadenas de suministro de los supermercados".

El poder de negociación de los supermercados hace bajar continuamente los precios y exacerba el riesgo de violaciones de derechos humanos y de los derechos laborales: precarización sin límites, niños en el mercado de trabajo o acoso son muy frecuentes en el sector agrícola y alimentario, subraya Oxfam.

Entre mediados de los años 1990 y mediados de los años 2010, el precio de las judías verdes de Kenia bajó un 74% y el del zumo de naranja brasileño, un 70%.

"Esta tendencia ha contribuido a que los ingresos que reciben las personas dedicadas al cultivo y producción agrícola a pequeña escala apenas superen el coste de producción", y cada vez más agricultores se ven obligados a abandonar sus tierras o a aceptar trabajos precarios en grandes plantaciones, según Oxfam.

Una situación que se ha degradado hasta el punto de alcanzar la "cruel" paradoja, muy denunciada por organizaciones internacionales como la FAO o las asociaciones de comercio justo, del hambre que padecen los agricultores y los trabajadores del sector. Los mismos que producen los alimentos.

Menos para los productores, más para los supermercados -

A nivel mundial, el estudio ilustra las crecientes disparidades en la repartición del valor al estudiar una canasta tipo con doce productos, desde aguacates de Perú a tomates de Marruecos, pasando por bananos de Ecuador, atún en conserva de Tailandia, cacao de Costa de Marfil, café de Colombia, uvas de Sudáfrica, judías de Kenia, zumo de naranja de Brasil, arroz de Tailandia, gambas de Vietnam o té de India.

Mientras que entre 1996 y 1998, a los productores les llegaba, de media, un 8,8% del precio final de la canasta, en 2015 no recibían más del 6,15%.

Al mismo tiempo, la gran distribución veía como su parte subía un 48,3% del precio final, frente al 43,5% de veinte años antes.

Con el crecimiento de las empresas minoristas alimentarias de descuento, como Aldi Norte, Aldi Sur y Lidl, y la compra de Whole Foods en 2017 por Amazon, Oxfam teme una "un nuevo período de mayor reducción de costes" y que se acelere "la competencia a la baja en las normativas sociales y medioambientales que rigen las cadenas de suministro".

Sin embargo, Oxfam considera que es "perfectamente posible" que los "agricultores y empleados ganen un salario mínimo vital", un "salario digno".

Con "inversiones mínimas" se podría favorecer una mayor equidad en el reparto del valor, según el estudio, que defiende que los poderes públicos fijen un precio mínimo para los productos agrícolas básicos.

En los países de venta minorista, Oxfam aboga por la utilización del derecho de la competencia "para acabar con la concentración del poder de negociación".

 

 

 

 

 

FUENTE: AFP

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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