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Un libro que todo apasionado del agro debería leer

 

“Agroindustria, innovación y crecimiento económico en la Argentina”, una obra para entender la evolución del sector agroindustrial y de los desafíos de la política relacionada con su crecimiento y sustentabilidad.

El reconocido libro “Agroindustria, innovación y crecimiento económico en la Argentina”, que aborda las cuestiones más variadas y relevantes de la trama agroindustrial argentina, con el objetivo puesto en el desarrollo sostenible del país, fue distinguido en la 17º edición del Premio Faja de Honor por la Academia Nacional de Ciencias de la Empresa (ANCEM), como la mejor publicación en el campo de las Ciencias de la Empresa.

Para dicha selección, el jurado analizó 41 obras, y argumentó que fue premiada por tratarse de una investigación metódica sobre bioeconomía, biotecnología, e ingeniería financiera, entre otros temas.

La obra escrita por nueve autores: Gloria Báez, Karina Prieto, Gerardo Petri, Héctor Rubini, Luis Ignacio Agüero, Esteban Otto Thomasz, Romina Gayá y Miguel Fusco, bajo la dirección de Juan Miguel Massot, implicó dos años de arduo trabajo y de debate con diferentes universidades.

Con motivo del reconocimiento por ANCEM, el pasado jueves 12 de abril se realizó una conferencia bajo el mismo nombre que lleva el libro “Agroindustria, innovación y crecimiento económico en la Argentina”, en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).

Al inicio del encuentro, Massot, calificó la obra como una aventura intelectual y Báez, agregó que “el objetivo es seguir aportando al pilar de la economía que es la agroindustria”.

Los ejes

El libro presenta un análisis de la evolución del sector agroindustrial argentino y de los desafíos de la política relacionada con su crecimiento y sustentabilidad. Entre las temáticas planteadas se encuentran la interrelación entre la economía mundial, la economía argentina y su sector agroindustrial en el largo plazo, y el rol que tienen en su desarrollo la bioeconomía y la biotecnología, los derechos de propiedad intelectual, el sector de maquinaria agrícola, y las innovaciones en la gestión financiera aplicadas a los agronegocios.

De manera resumida y con motivo de brindar un pantallazo sobre la obra, Massot, habló sobre “La bioeconomía como factor de crecimiento y estabilidad macroeconómica”. En este sentido, explicó que “la oposición agro-industria/campo-ciudad, da lugar a la bioeconomía  que es un subsistema capaz de generar crecimiento con inclusión social y sostenibilidad ambiental”. Al respecto, resaltó que dicho sector tiene un rol clave como proveedor de divisas y por lo tanto, de estabilidad macroeconómica.

A su vez, con un nivel de abstracción mayor, propuso tres lecturas y una serie de interrogantes al respecto. La primera, en relación a la evolución conceptual; la segunda sobre la percepción y la interpretación que implica preguntas tales como: ¿Cómo se percibe el productor o industrial? ¿Individual o en grupo o más o menos aislado? Y como contrapartida, ¿Cómo los percibe la sociedad? ¿Rentista, extractivo o productores/fabricantes que generan valor, empleo y divisas para todos? Y la tercer y última lectura: ¿En qué se centran las políticas públicas? ¿En la captación de la renta agraria?¿En el impulso de la industrialización de la producción primaria?

Comercio exterior agropecuario

En el libro, los autores explican en qué consisten, cómo han influido en nuestra historia y cómo deben pensarse los ciclos económicos y la restricción externa al crecimiento económico, la abundancia de recursos naturales y el crecimiento a largo plazo, así como también la aplicación de políticas de intervención en los mercados de exportación, como las retenciones, los cupos y las regulaciones administrativas al comercio exterior agropecuario.

En sintonía, Rubini habló sobre la intervención del Estado y las exportaciones agropecuarias en Argentina. En este sentido, se refirió a los distintos instrumentos utilizados a los largo de la historia como los impuestos a las exportaciones, los controles de precios, tipos de cambio múltiples, organismos estatales de comercialización (JNG, JNC), mecanismos de subsidios de producción específicos,  (FNT, entre otros).

Sin embargo, destacó que a partir de las crisis del 29, con la Gran Depresión en la década de 1930 el instrumento más utilizado han sido las famosas y tan polémicas retenciones a las exportaciones. Al respecto, resaltó que “reducen las exportaciones, disminuyen el precio interno a un nivel inferior al internacional y desalientan la producción”.

De acuerdo al análisis de Rubini, los beneficiarios resultan ser los compradores locales de bienes primarios, y los perjudicadoslos productores locales vía traslación del impuesto del exportador hacia proveedores y de estos al productor que no puede remover la carga tributaria.

En síntesis, fue claro y contundente: “Las retenciones a las exportaciones no han favorecido el ingreso de divisas”. Por último, invitó a ver al agro como un sector de desarrollo y no un mero exportador de recursos naturales. A su vez, ejemplificó: “A ningún país árabe se le ocurriría matar con retenciones al petróleo”, haciendo referencia al sistema de retenciones que se ha aplicado en Argentina a los granos y a la carne.

Falta inversión en I+D

Por su parte, Agüero brindó una exposición sobre “El conocimiento aplicado a la agroindustria: oportunidades y desafíos para Argentina”. Para tener dimensión de la situación, recordó que cuando el país era el granero del mundo producía un décimo de lo que produce hoy. “Ha crecido mucho, especialmente en los últimos 30 años”, añadió.

Agüero hizo hincapié en que la inversión en investigación y desarrollo en el sector privado se encuentra relegada. Al respecto detalló que Argentina invierte US$ 3.520 millones en investigación y desarrollo, lo cual equivale a 0,6% del PBI. Al establecer una comparación, informó que en Brasil es del 1,21% y en Corea del 4%.

Uno de los grandes problemas en Argentina es que no tenemos un sector privado que desarrolle. Faltan empresas que inviertan”, destacó.

Más sobre la obra

El prólogo a cargo de  Marcelo Regúnaga, señala: ”En el libro se destaca que la agroindustria ha constituido la columna vertebral económica y social de la Argentina desde los primeros años de la organización nacional en el siglo XIX hasta el presente”.

En cada uno de los seis capítulos se pueden encontrar interesantes constataciones, que pueden servir de base para la evolución del sector agroindustrial y delinear una futura estrategia de desarrollo.

En el libro también se analizan algunas de las cadenas de valor agroalimentarias más representativas del paíspara comprender en detalle las distintas dimensiones que componen la trama agroindustrial.

Por otro parte, los autores también proponen una serie de temáticas relativas al vínculo entre la macroeconomía, las políticas públicas y el sector agroindustrial. Además, presentan un análisis de la evolución y las tendencias en los distintos ámbitos en los que se llevan a cabo las negociaciones internacionales del sector, como la OMC, el Mercosur, las negociaciones bilaterales, los megaacuerdos, entre otros, y se analiza su influencia en la competitividad futura.

 

 

FUENTE:Por Eliana Esnaola Agrofy Agency

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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